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miércoles, 26 de mayo de 2010

Uno trabajando y diez mirando. I


Dibujado por José Antonio Vela Minguijón. Corresponde al cuento del mismo nombre.

LA DESPEDIDA




Ring- ring
“Ring... ring”

- ¡Mama, mama... yo lo cojo! -(dijo Marisa a su madre)
- Hola. ¿Qué haces? – (Insinuó Javier a su novia, al reconocerla tras el teléfono)
- ¡Andas, acompáñame a la estación! Pero sin la “carabina” familiar. Tú y yo solos. Hoy es la última oportunidad para poder estar juntos...
- Que mala suerte que tengas que marchar, podías haberte librado. ¡Quizás éste, sea el último reemplazo! – (Le responde ella, con tristeza)

(Pero él intenta verlo desde otro punto de vista)
- Marisa, haré todo lo posible por sacarme el graduado escolar y el carné de conducir.
- Sí. Yo aprovecharé para trabajar con mi madre en las redes. Pasearé por la calle Colon, esperando que el tiempo pase rápido.



El tren atravesaba los páramos aproximándose, cuando Javier levantó la vista sobre los muros de la estación. Marisa le observa, e intrigada le pregunta:

- ¿Qué miras tan fijamente?
- Es curioso. – (Contesta)- La de veces que hemos estado aquí, y nunca me había fijado en la placa de inauguración de esta estación en apariencia tan insignificante. Inaugurada por Alfonso XIII, el día 13 de febrero de 1911. Parece mentira. ¡Qué marco para nuestra despedida!
- ¿Puedes imaginarte aquel acontecimiento? – (Insistió Marisa)
- ¿Donde pasarían la noche?

En ese preciso momento, la máquina hizo acto de presencia, rodando sobre los raíles. El corazón anudado a la garganta... Las aclamaciones, los elogios, la algarabía de aquel acontecimiento histórico quedaron resumidos en una lágrima derramada, recorriendo las mejillas de Marisa.
- ¿Me darás un beso de despedida?
- No que esos son vecinos, y se lo dirán a mis padres.
- Bueno ya esta aquí. ¡He de marcharme!

Y aprovechando el momento le robará un sonoro beso, subiendo entre risas al tren.

Ella le verá partir azorada, pero ilusionada por aquel atrevimiento estampado como un compromiso de vuelta.

- ¡Te esperaré! -Gritó Marisa, viendo alejarse el tren.

Un lejano oooooo acabó perdiéndose entre los ribazos de la huerta...


Escrito por Gloria Vallejo Vallejo
Dibujo de Ramón Carbajo Mateo

LA ESTACIÓN

LA ESTACIÓN



El viento sortea mis mudas paredes, levantando polvaredas pretenciosas de permanecer eternas, en las traviesas. El murmullo de las hojas secas, obliga a encogernos...

- ¡Perdón! No me he presentado ante ustedes. Soy la antigua estación de Villajoyosa. Una de las tantas que comunican las montañas con las poblaciones costeras. Para más datos, el punto kilométrico 30/590 es mi verdadera situación geográfica, a unos 28,27 metros sobre el nivel del mar.
A quienes me señaláis con ojos altivos, calificándome como poca cosa... ¡Os relataré mi experiencia!!

Hubo un tiempo en que los alrededores de la villa soportaron una actividad intensa, relacionada con la construcción de un puente, sobre el cauce del Amadorio. Todo aquel ajetreo tenía que ver conmigo.
Pero, ¡calla! Déjame hablar. Todavía hay más. ¿Sabes que las obras de mi estructura fueron inauguradas nada menos que por Alfonso XIII? No me acuerdo exactamente el día...




- ¡El 13 de febrero de 1911! –Asienta a su costado el mar, viejo camarada de la susodicha estación.
- ¡Qué gran día!
- ¡Sí, sí! Aún lo recuerdo. Se levantaron varios arcos del triunfo a lo largo del camino por donde debía transitar la comitiva. Monumentos adornados por los gremios invitados; pescadores, empleados de la cordelería, carpinteros...
La población discurría alegre hasta las dependencias ferroviarias, por entonces alejadas de la población.
- ¡Calla, calla mar! Tú que sabrás, si te has pasado toda la vida acostado...
- ¡Más que tú!, bucólica estación.
- ¡Ya estamos! Tienes envidia, porque aquel día te quité todo el protagonismo.
- ¡Ja! Sabes que a mí todos esos jaleos no me apasionan lo más mínimo.
- ¡Ya! A ti lo que no sea acariciar la orilla... Pues para que lo sepas; gracias a mi intervención decidieron aquel día levantar el puerto comercial.
- ¡Sí, el famoso “salmonete”!
- ¡Calla viejo! Deja que vuelva a narrar los pormenores. Años después, aquel 28 de octubre de 1914, una multitud aglutinaba las vías. Saludaban a las máquinas, que a su vez respondían con grandes resoplidos de vapor. Las bandas de música interpretaban marchas célebres, y el día fue declarado oficialmente como festivo.

Un sonido estridente asusta al mar, obligándole a retroceder hasta sus orillas. Las bandadas de gaviotas revuelan asustadas, y la estación silencia, alejándose el eco de las palabras. Un tren acaba detenido ante la estación. Sólo un pasajero espera, adormilado en el banco. Sostenido por la maleta, postrada en sus rodillas. Despierta sobresaltado, subiendo al tren que le llevará hasta Denia. De uno de los vagones descienden un abuelo y su adorado nietecito.
El chaval, de unos 6 años, anda fijándose en las agrietadas paredes del pequeñito edificio ferroviario. Busca la complicidad de su abuelo.

- ¡Qué estación tan vieja! ¿Cuándo se construyó, yayo?

El viento sortea mis mudas paredes, levantando polvaredas pretenciosas de permanecer eternas, en las traviesas. El murmullo de las hojas secas, obliga a encogernos...


Escrito por Lorenzo Vidal Bonet de la obra "Fachadas de pinceladas"
Imágenes rescatadas de los fondos visuales del Museo Municipal de Villajoyosa

Uno trabajando y diez mirando


HACER EL PUENTE NUEVO PARA EL FERROCARRIL
Y LA EXPECTACIÓN ACOSTUMBRADA. UNO TRABAJANDO Y
DIEZ MIRANDO.


Comienza el año 1911, con las obras del Puente Nuevo del ferrocarril. La faena descoloca al más pintado. Solamente ideando y desarrollando el proyecto produce sudores. ¡Caramba! Se han de comenzar las obras, y hasta el tiralíneas se percata y tambalea.
¡Jesús! Me presento ante ustedes. Soy un trabajador nato, el inefable. Soy nada más y nada menos que yo. Me agobia el pensamiento, se dispara a veces, se paraliza las más; pero la competencia me aprieta. De competencia nada, que es amagar y no dar, pero ya sudo con sólo pensarlo. El río no tiene misericordia de mí, el armazón tampoco es moco de pavo, ¡a la faena!
La obra deslumbra por si misma. Y yo digo, encumbrado por la admiración de los curiosos…
- ¡Menos admiración y más acción, Pantaleón!


No llega el ensamblaje del armazón, con razón. Hasta las maderas temen la realización de cualquier esfuerzo. ¡Hay que trabajar, sin pausa y sin mediar palabra! Diez intrépidos buscones, paralizados y sin razones, ocultan y observan, percibiendo mi respiro pesaroso.
Proceden sin denuedo imitando a las estatuas. Diez, exactamente diez, ni uno más ni uno menos.
¡Sí, sí! Provechosos serían los movimientos de uno solo haciendo zanja de continuo. Pero ensimismado en mi trabajo, qué carajo, y los “implacables” de por banda, los “diez” congéneres de la manada no pierden ripio, observando todo detalle de mi esfuerzo. No se retiran, los pies clavados, gimiendo ante el esfuerzo del interesado.
Realmente es admirable, que estén estos diez sin antojo. Ni se mueven ni retiran, no los entiendo ni comprendo. Me he creado otra tarea además de la que me proporciona salario (la zanja): “¡Imaginar que pueden pensar de mí, de todo el esfuerzo!” Ni paro, ni almuerzo reponiendo fuerzas. Diez “joyas” mirándome, fulminándome. Y yo ¿qué les digo? A lo mío, allá los “refulgentes del mirar”.

- ¡Vamos! -Me repito-. Tropezando con mi sudor, con el énfasis, el ardor. ¡Cuanta piedra y tierra he sacado! Gestos y profesión, qué bendición.


“Hondo se entiende, observa, adereza,
otra vez en su remilgo respira.
Creyéndose BERENGUER DE ENTENZA;
con todo el “repaso” quedó nuevo en el trasiego.

Si enderezó la figura, tomando aliento.
y su trabajo fuerzas nuevas le trajo.
más joven se siente, y cerca del torrente,
de su río, sin escalofríos, es dueño,
gran señor de su figura,
renovada, serena, eficiente,
demoledora y trabajadora.

Aquel del “Uno con Diez”. Sólo él trabaja, y diez miran, petrificados y despiadados. Únicamente a él parece interesarle su trabajo. Esos “Diez” que estudian el tajo, aún con 20 ojos no le pueden, no le allanan.

“Es el actor principal”, en solitario, con orgullo, y denuedo, pretendiendo vencerles, paralizarlos. Diez con la pose al unísono, girando la vista si es preciso. Cortando el aire. Cuanto más suspira, más respira. Más impulsos le llevan por delante, si más fuerza recupera, más desganas abandona. Parece que de desfallecer mejora, accionado por muelles, resurgirá de sus cenizas. Que el quehacer le entretiene. Hasta de los diez “implacables” parecen obviados. Diez para mirar y uno trabajando. Virtuoso, parece medio repuesto, consciente, incansable, paciente, sin prisa, sin recambio ¿Será estrafalario este trabajo?

Escrito y dibujo de José Antonio Vela Minguijón.
Imagenes cedidas por el Museo Municipal de Villajoyosa

CIUDAD DESDE 1911




La Vila Joiosa, ciudad desde 1911

Un pueblo sito en una esquinita del mapa de España; sus habitantes, gentes tranquilas, andan ataviados con la pesca, la agricultura y la industria del chocolate. Pero he aquí que un día el pregonero local entre impulsos de voz cortada terminó predicando:

“Por orden del Señor Alcalde, Don Jaime Llinares, se hace saber, que su Majestad Don Alfonso XIII, Rey de España por la gracia de Dios, se digna a venir a nuestro pueblo para colocar la primera piedra de la estación del ferrocarril, Villajoyosa-Denia-Alicante. A dieciséis de Abril de 1911. ¡He dicho!

Revuelo general, cada cual ofrendaba su opinión. Destacaba cierto señor vestido a la usanza huertana; con su blusón negro anudado a la cintura; acompañado de una señora de falda y blusa grisáceas muy holgadas, así como un delantal que en su tiempo debió ser blanco. Andaban renegando, pues la dichosa conmemoración iba a costarles mucho dinero. Otro matrimonio, se las daba de entendidos. Él alto; blusón negro sin anudar, pantalón oscuro y alpargatas. Gallardeaba con su elegante señora, quien lucía blusa roja y falda a rayas rojas verticales, cubriendo los hombros con un chal de pico. Disponía de un cutis precioso y el pelo recogido en un moño bajo.
Intentaban aparentar cierta aristocracia.
La señora iba a comentar alguna incidencia al marido cuando reflexionó en voz alta sobre los comentarios asentidos.
- Perdóneme. He escuchado su opinión, y no estoy en absoluto de acuerdo. Piense en todos los beneficios y por supuesto en la categoría a nivel nacional que los actos conllevan. Vamos a ser conocidos por España entera. No podemos dejar escapar esta oportunidad, debemos aprovecharla.
- Usted opina así porque puede hacer frente a los gastos que se avecinan para levantar el pueblo.
- No serán tantos como usted cree.
- ¡No significaran tanto para quien va sobrado!
- ¡Venga hombre, ahora nos toca a todos realizar un pequeño esfuerzo por nuestra ciudad, seguro que con el tiempo ella nos lo devuelve!
- Esperemos que no tengamos que arrepentirnos de todo esto. –Respondió finalmente la familia descontenta con la visita del monarca.

En efecto, cuando la noticia se convirtió en oficial, acondicionaron todo el pueblo, adornando calles, campos, fachadas e incluso levantaron en la playa un desembarcadero. Los campesinos sanearon de hierbas los campos. Las mujeres abrillantaron sus cacerolas, los niños esperaban la llegada del acontecimiento ¡oh! Ver al Rey. La juventud preparó canciones y bailes en homenaje al monarca.
Llegó el día señalado, todos los habitantes agolparon la estación, ninguno había visto en su vida un Rey. Los niños llevaban la bandera de España cosida a una estaca. El Alcalde no cabía en si de gozo. Junto a él despuntaban todas las autoridades comarcales, la comandancia regional de la Guardia Civil. El Obispo bendijo la piedra antes de ser colocada.


Escrito por Maruja Coromina García
Dibujo de Ramón Carbajo Mateo

LA PAREJA






LA PAREJA (Relato corto)

La pareja quedó gratamente sorprendida con la noticia, tema general en todos los tenderetes y tascas de la ciudad: El Rey D. Alfonso Xlll vendría a la ciudad de Villajoyosa para inaugurar las obras del ferrocarril Alicante-Denia.
Era sin lugar a dudas el acontecimiento del año. El evento ocupaba las portadas de toda la prensa.
La pareja disfrutaba de un viaje de placer por Alicante y provincia. Tenían intenciones de visitar pueblos y ciudades más interesantes.

Pretendían regresar en los meses siguientes, para conocer Valencia por fiestas. Recordaban con placer al Rey, le vieron en una ocasión en Madrid. Unos amigos comunes impulsaron la presentación, invitándolos a un cóctel en la Embajada de Francia, presidido por la Princesa doña Margarita.

Pensaban regresar en estos días, dando por finalizado la estancia en La Vila, pero el acontecimiento era una buena excusa para permanecer unos días más en estas tierras de luz y aromas salinos, aprovechando de paso la visita del monarca, para mostrarle respetos. ¡Pues seguramente resultaría más fácil verle en esta coqueta población pesquera, que entre la inquietud y el bullicio de la capital!
Guillermina y Tolomeo, estaban recién casados. Él, Capitán de Marina con destino en El Ferrol. Ella, antes de casarse, prestaba honores como secretaria de la Reina Madre. Guillermina tenía intenciones de estudiar medicina y Tolomeo seguir la carrera militar. Formaban una alegre pareja, de futuro muy prometedor. Tenían que montar casa, pero no se decidían. Andaban pendientes del traslado de Tolomeo a otra base, donde hubiera Universidad para Guillermina. Debían de coincidir muchos factores para que salieran las cosas según la pareja pensaba. De momento no se preocupaban por el futuro, sólo del presente. Pasaban las horas y el pensamiento de la pareja iba dirigido hacia el Rey Don Alfonso XIII. ¡Qué oportunidad brindaba el destino; coincidir con el Monarca español!


Escrito por Emilio Dólera Mendez
Imagenes del diario Información y Fondos del Museo de la Vila Joiosa

Villajoyosa a D. Alfonso XIII



José Paya Nicolau

Cronista oficial de Villajoyosa
(Se ha respetado integramente el texto original del cronista)

El acontecimiento que supuso para Villajoyosa la visita de S. M. Alfonso XIII con el inicio de las obras del ferrocarril quedó ampliamente plasmado en testimonios fotográficos. Los titulares de la memoria de aquellos actos festivos ya hace tiempo que nos dejaron...al compás de los cuantiosos cambios que la estructura urbana ha ido experimentando, y también la que fuera rural en nuestro municipio. A la gratificante memoria que la fotografía presta a la juventud interesada en aquellos sucesos agradables podemos añadir unas cuantas notas que también van a ilustrar esos acontecimientos, aunque solamente se reciban como curiosidad.
Ya en junio de 1909 era Rita Villó Soriano la persona a quien se encargó de echar las campanas al vuelo con motivo del regocijo público por la concesión del ferrocarril de la Marina, cobrando esta mujer 12 pesetas por ello.



En 1911, con la inminente llegada del Rey a la Vila, se pagaban 80 pesetas a Vicente Rabasa Sebastiá por decoración del arco construido por el Ayuntamiento en la calle de Cervantes con motivo de la visita de S.M. el Rey. En abril de ese año volvía Rita Villó al vuelo de las campanas y a Manuel Cortés Marcel se le abonaban 325 pesetas por la construcción y materiales del arco de la calle de Cervantes: hubo dos, uno a cada extremo del puente de la carretera.
Pero antes, los días 11 y12 de febrero había habido dos sesiones de cinematógrafo público a cargo de D. Primitivo Baeza de Alicante, gasto que ascendió a 50 pesetas.....
Siguiendo con cuentas de abril de 1911, sabemos que se le pagó a Pedro Sellés Zaragoza por el banquete que el Ayuntamiento obsequió a los alcaldes de este distrito electoral, Senadores, Diputados a Cortes y Provinciales que concurrieron al acto de recibir a S. M. El Rey en el día 13 de febrero” anterior. El gasto había alcanzado las 170 pesetas.
El vilero Manuel Cortés Marced recibió 225 pesetas por pago de la construcción del desembarcadero provisionalmente emplazado en la playa el día de la llegada del Rey. (Lógicamente, para el evento hubo que asear calles, solares, murallas, procediendo a la debida fumigación) A finales de aquel mes, la hasta entonces apelada Calle Nueva pasaba a denominarse de Canalejas, y en los documentos oficiales la villa de Villajoyosa ya era ciudad del mismo nombre.


Al maestro cantero Vicente Ribes Alhambra se le habían encargado piedras nuevas para el portal del ayuntamiento y la inscripción en mármol de la calle Canalejas. Total, que cobraría 211 pesetas. Igualmente, este picapedrero también esculpió el mármol asignado a la Calle del Trinquete, o del Mar, que quedaba apelada como de Alfonso XIII, y también la inscripción testimonial del salón de actos de las Casas Consistoriales de la visita a Villajoyosa del monarca, con gasto de 162 pesetas... Aún se anotaba aquella magna corona de cinc que Vicente Sellés Barber confeccionó para el arco de Cervantes.
Si estos últimos gastos sobre la venida del Rey se anotaban ya en el mes de mayo con fecha 20 de diciembre encontramos la siguiente: Satisfecho a Gregorio Verdú Baldó, portero del ayuntamiento (100 pesetas) para pago de los carruajes y demás gastos ocurridos con motivo de la traslación de la Comisión del Ayuntamiento a la partida de la Ermita(...) para la entrega al Dr. don Álvaro Esquerdo de su título de hijo predilecto de esta Ciudad.” Don Manuel Cantó confeccionó el pergamino acreditativo del nombramiento por 167´50 pesetas incluido el marco del mismo en ese precio. Villajoyosa perseveraba en distinguir a sus hijos señores, evidenciado la sabiduría de saber agradecerle los desvelos por la ciudad y sus pobladores, blasón de los bien nacidos.....

martes, 25 de mayo de 2010

POEMA





Lo que pesa la presencia de un Rey

El rey Don Alfonso XIII
vino a Villajoyosa
en 1911; hará un siglo;
pusieron la primera
piedra, en la estación
del tren hasta Denia.

Alboroto general,
al pueblo hay que preparar;
un Rey es un Rey
hay que recibirlo
como se merece.

A los vileros les agradó
mucho ese detalle
de venir su Majestad;
todo fueron agasajos.

El pueblo relució,
y tanto le gustó
a su Alteza Real,
que le dio la categoría
de ciudad.

Se acercan los cien años
de la venida de Don Alfonso
a Villajoyosa
quisiéramos recordarlo
con algo llamativo
podría ser...

¡Con las informaciones
plasmadas por
nuestros antepasados!
Así los habitantes de hoy
conocerán una parte
importante de la historia
del lugar donde nacieron.

Villajoyosa 17 de Marzo de 20010.

La Villajoyosa

LA GITANILLA



LA GITANILLA
Aprovechando el descuido de sus hermanos mayores, Finita, terminó aventurándose por los costales de la huerta. Detenida ante tronchadas oliveras, observaba las espigas bañadas de oro transportado por el viento, entre rodales de robustos romerales. ¡Todo un universo por explorar!
Gateando por márgenes compilados, alcanzó una arramblada escorrentía, descendiendo bancales oculta entre hierbas.
Las nubes copiosas, deshiladas, arden barridas desde el sureste. Remozan sonrisas angelicales; Muecas hilvanadas, enclavadas a las cumbres de las colinas. Una ligera corriente acidula las ramas, apuntalando lechos de gorriones y jilgueros, verderones y regocijados mirlos.
La niña, arrastrándose persigue sus juguetes preferidos; caracoles, escarabajos y zapateros de negras manchas. Hoy coincidirá en sus correrías con un gatito negro, destartalado. El animal “rastregando” por las piernas, llama la atención maullando. Cómplice de la aventura, brinca y obliga a ser perseguido hasta el borde de la misma senda. Correrá tras el animal, a trompicones. A lo lejos, divisará el avance de una comitiva, levantando el polvo huérfano de la montaña. Boquiabierta descubrirá la calesa de lustre forjado con reflejos de sol. Desde su interior Alfonso XIII, la observa. Prendado, estudiará su rostro, de inocencia desbordada.



Permanecerá en el ribazo su visión grácil, salpicada de pecas descarriadas. Vestida con un trajecito recubierto por barro seco. Con aquella manita alzada, despidiendo al séquito. Los ojitos burlones y profundos, apretujando misterios de la noche en plena eclosión de luces diurnas… ¡Quizás no los olvide nunca!

De pronto los padres de Finita dan con ella. Entre alegrías y alborozos le hacen ver el peligro de alejarse de la heredad.

- ¡He visto pasar a un príncipe en su carroza!
- ¿Un príncipe? No sé de donde saca esta niña tanta imaginación. Anda vamos para casa.

Cruzaron sembrados, perseguidos por aquel gato negro. Sólo al cabo de los años Finita constató que aquel día no presenció la visita de un príncipe, sino la de un monarca llamado Alfonso XIII.

Escrito por Lorenzo Vidal Bonet "Loresa"
De la obra "Fachadas de Pinceladas"
Imágenes cedidas por los fondos del Museo de Villajoyosa

DIBUJILLO



Imagen costera de la Villajoyosa.

Dibujado por el artista Juan Muñoz Gómez

lunes, 24 de mayo de 2010

ANECDOTAS DE UN ACONTECIMIENTO








PEQUEÑOS RINCONES DEL ACONTECIMIENTO(EVENTO)

En la ciudad se aprecia un ajetreo fuera de lo normal. Pescadores, artesanos, agricultores o tenderos tienen una gran actividad. El tiempo es el principal motivo. ¿Existe pretexto más valioso? El tiempo es un tesoro.

Corre que te corre, vuela que te vuela. Sin descanso. Todo es analizado, estudiado. Nada al azar, todo es belleza visual. Nada se obvia. La ciudad es engalanada. Se afanan en terminarla cuanto antes. La ropa inquieta, espera en los baúles o los armarios. Se buscará ropa para los niños que han crecido más de la cuenta el pasado otoño. Lo que haga falta, si es menester se pide prestada. La euforia es pegadiza, sumamente contagiosa.

Las calles son coronadas con arcos conmemorativos. ¿Llegaremos a tiempo? Hemos de llegar. ¡El tren, qué entusiasmo! Ese transporte nos podrá comunicar con nuestros pueblos conocidos y con la capital cercana.

La puesta a punto de los raíles; la fijación y la seguridad de los mismos son primordiales en cada una de las tareas. La construcción de la anhelada estación, radiante, es llevada a cabo por trabajadores apropiados. la ciudadanía permanece expectante, formándose en torno a las obras una masa humana, bulliciosa. Todos parecen entrever el gran futuro de la ciudad. La gloria, la gracia, parecen arribar tanto por traviesas como por mar, endulzadas con la espuma de las olas... La villa engrandece sobre el promontorio natural donde se engarzan las murallas, como una llama agrandada ante la historia de la Marina Baixa.



Escrito por Pepe Vela Minguijón

Imágenes archivos de la Biblioteca del Museo de la Vila JOiosa

miércoles, 19 de mayo de 2010

"UNA DE GRANUJAS"



El 13 de febrero del 1911 Alfonso XIII llegó a la localidad para oficiar la colocación de la primera piedra en las obras ferroviarias entre Villajoyosa y Altea. El acto discurriría entre grandes conmemoraciones.
Conocedores de las aglomeraciones que se avecinaban, los granujas de la comarca se frotaban las manos. Por allí andaba, desdibujado entre la multitud Juan “el manolargas”, intentando aprovechar el menor descuido. Saludando a las gentes de bien, pasaba desapercibido.
Sólo un gato sucio, parecía reconocerlo, rascándose con sus pantalones. Inútil fue el intento de espantarlo.

- ¡Quítate de en medio! ¡Qué me vas a estropear la faena!
- ¡Miau!

Y es que claro la gente, se apartaba al verle con ese animal pulgoso.

- ¡Maldita sea! (Vociferaba, mientras unos gendarmes se repetían que ese rostro les resultaba conocido)




Y el animal anda que anda, proseguía mostrando sus melosas intenciones, no despegándose de sus pantalones.

Nervioso presenciaba como la aglomeración crecía, y el fondo de su gabán no guardaba cartera alguna, ni reloj de pulsera, ni siquiera un mísero colgante plateado aprovechable en el mercado negro. Propinó un puntapié al animalito, de tal manera que éste esgrimió un lastimero maullido.

- ¡Miauuuu!



El animal salió volando por los aires. De pronto toda la concurrencia se giró hacia él.
- ¡Animal! –(Lo llamaron)
- ¡Pero cómo trata así a ese pobre gato!
- ¡Guardias, guardias!

Ante el alboroto aparecieron los gendarmes, sujetándolo de los brazos. Uno de ellos reconoció al peligroso delincuente. Llevándolo al calabozo hasta el final de los actos.

Sin embargo las malas lenguas dicen que otros pillastrones si que consiguieron sus propósitos. Incluso un listillo intentó apoderarse del mismo sable del monarca. ¡Menos mal que no acabó consiguiéndolo! Al menos eso se dijo.

Escrito por el corresponsal de la casa; Ramón Carbajo Mateos. Imágenes recortes de la prensa de la época, diario INFORMACIÓN, colección imágenes siglo XX.

ESCENAS VARIAS



Dibujo realizado por Ramón Carbajo Mateos

Escena de intriga


Dibujado con "esmero" y "cariño" por nuestro corresponsal gráfico Juan Muñoz Gómez

LA TORMENTA



A principios de febrero del 1911 con motivo de la colocación de la primera piedra para la prolongación del ferrocarril de Alicante a Denia, concluían los preparativos para recibir a su majestad el rey don Alfonso XIII.

La población andaba de preparativos. Pregoneros y carteles anunciaban grandes galas; todos desempolvaban sus mejores trajes de gala; levitas, gabanes, sombreros… Los jóvenes soñaban con las noches de orquesta, deseando bailar con las coquetas mozas. ¡Se rumoreaba que se iban a lanzar los fuegos artificiales más impresionantes de toda la historia! Hasta los más pobres estaban de enhorabuena… Todos los habitantes menos unas familias de pescadores, tripulantes de un pesquero.
Hacía días que no se sabía nada de ellos, aventurados por esos mares de calma y repentina furia. Se les esperaba con impaciencia para el evento, pues habían quedado en regresar un par de días antes, para celebrarlo con sus familia y el resto de vileros.


Los familiares no hacían nada más que otear el horizonte, intentando divisar el navío. Pero transcurrían las jornadas y no se descubría lejana la presencia de la vela. La gente andaba desesperada.
Mientras, la tripulación peleaba contra el tiempo. Víctimas de una gran tormenta, causante de la rotura del timón y el consiguiente retraso. Atrás quedaron varias horas a la deriva. Hasta que consiguieron, después de mucho empeño, arreglar la rotura y enfilarse rumbo a la bahía de Villajoyosa, atravesando mareas y enemistados oleajes.

- ¡Mira parece que vuelen! – (Comentaban el resto de embarcaciones con quienes se cruzaban en la mar caprichosa)

Sólo faltaban dos horas para el comienzo del festejo cuando un vigía vociferó:
- ¡Barco a la vista!

Todos otearon el horizonte, confirmando la presencia de los pescadores. Con su llegada comenzaron las celebraciones… Y dicen que alguien rebosando felicidad y algo de vino, acabó cayéndose dentro de un tonel de aguardiente. Y que otros cantaron durante toda la noche. Ésta y otras anécdotas le valieron de sobra la constatación del nombre de "la Vila Joiosa", el Monarca quedó gratamente sorprendido.

Escrito y dibujos de Agustín Reneo Rocha.

Imagen fondos visuales del Museo de la Vila Joiosa

Bendita espera



La desapacible tarde congelaba hasta el ánimo. El viento provenía de la sierra portando afiladas puntas de rocío. ¡Era un crudo invierno! Una de esas tardes que invitaba a permanecer en el hogar cerca de un potente brasero, saboreando, ¿Por qué no? Una taza de espeso chocolate.
Volvía a mirar el reloj, esperando a mi señora.

Habíamos quedado en la Puerta del Sol. Otra vez me tocaba esperar... Soy muy friolero. Siempre tengo las manos heladas. En esta ocasión debía comprarme unos buenos guantes para ir preparando el viaje.


La espera continuaba prolongándose. Pasaban muchos carros y algún automóvil. Había demasiado tráfico.
Mientras esperaba me dio por pensar en el viaje. Como ingeniero de caminos iba a acompañar al Rey hasta la provincia de Alicante, concretamente al pueblo de Villajoyosa, donde se preparaba la ejecución de una línea ferroviaria...

Por fin llego mi señora, muy contenta ella. Acababa de comunicarle el medico que en breve seria mamá. ¡Con qué alegría fuimos a pasear por la Gran Vía! A celebrar el feliz acontecimiento. El día transcurrido es de los que hacen historia. Primero la noticia del viaje con el Rey don Alfonso, y luego lo más sensacional, pronto en papá me convertiría.

Escrito por Emilio Dólera Méndez Imágenes facilitadas por el servicio Municipal del Museo de La Vila Joiosa.

LA INAUGURACIÓN DE LA ESTACIÓN

LA INAUGURACIÓN DE LA ESTACIÓN


- Cenar pronto y acostaros, que mañana tenemos que madrugar para coger sitio en lo actos que se van a celebrar.
- ¿Qué va a pasar? -preguntó Ramonet a su madre.
- Pues... que van a poner la primera piedra de una estación donde pararán trenes que nos lleven hasta otras poblaciones. – (Contestó María).
- ¡Que bien! - exclamó Vicentita, la hermanita pequeña - ¿Podremos subir en él?
- Sí. – (Respondió la madre) - ¡Todo llegará! Pero ahora hacer el favor de dormiros pronto y descansar, para levantarnos pronto y estar presentes en la inauguración. Vendrá el rey acompañado de personajes de alta alcurnia.
- ¡Uy! ¿Qué es alcurnia, madre?
Alcurnia es...es...Venga vamos a la cama que hay que madrugar.

Empujó a los niños hasta las habitaciones...Ella tampoco sabía el verdadero significado de Alcurnia. Pensó preguntárselo a Don José, el profesor de sus hijos, tan pronto lo viera.



Se acostaron los niños. Vicentita se quedó enseguida dormida... Y soñó con el rey:
“¡Que bajaba del tren, dándose un traspié, y que la corona se le ladeó y que estuvo a punto de caérsele... que el monarca se acercó a ella y le preguntó:

(Como habrá intuido nuestro estimable lector hemos deseado conservar el “queismo” reinante en los dulces sueños de la niña)

- Muchacha, ¿Me traes flores?
- No, le respondió ella. Estamos en invierno. El rosal que tenemos en el jardín no da flores hasta bien entrada la primavera. De repente, como en los grandes clásicos comenzó a llover y el rey resguardó a la niña debajo de su agradable capa. Tras el sonido lejano de un estridente pitido, asentía voces y aclamaciones llamándola…
- ¡Vicenteta! ¡Vamos, Vicenteta!

Era la voz de su madre reclamándola para desayunar y rápidamente vestirse con el traje de los domingos.



Quería que fueran bien guapos. Echaron a caminar hacia las afueras de la población, donde iban a realizar las obras. Ya había mucha y María trataba de encontrar un buen sitio para que los niños vieran en las mejores condiciones la llegada del monarca. Oyeron a la orquesta interpretando temas de la época. La gente aplaudía.

Llegado el momento, toda la población se apretujaba ante los remansos de aquel altozano donde colocarían la primera piedra. La expectación acabó volcándose cuando la caravana real hizo acto de presencia. El rey, Don Alfonso XIII, tardó unos minutos en hacerse ver ante la multitud. Por fin apareció y todos gritaron “¡Viva el rey!”

Vicentita miró a aquel señor que aclamaban. En nada se parecía al rey de sus sueños ¿Dónde escondía la corona? ¿Y la preciosa capa dónde la cobijo cuando lloviznaba?
Solamente salió un grito de su garganta :
- ¡Feo!

Su madre la amonestó. Si te escuchan los guardias te llevan presa.
- !Feo, feo! – (Gritó de nuevo)
- Vicentita cállate o te doy un coscorrón .
- No riña usted a la niña, señora por decir la verdad.

El mismísimo rey, acontecido al asentir a la niña entre tantos halagos, reprimió la actitud de su madre. Esa expresión tan inocente como brutal, hizo brotar la más bella de las sonrisas en el serio semblante del monarca. Y acercándose a la niña le dio un beso en la frente.

Cuento creado por Amparo García Lourido, Imágenes de la época, recortes de prensa diario Información.

Poema



La Vila Joiosa

Apretada a plácidas calas,
blanquearás espumosas gotas,
¡deshojadas fragancias intemporales!,
alimento de loca gaviota,
refugiando lánguidas sombras
ante los desembarcos piratas.

Fachadas de alegres pinceladas
seduciendo olas cristalinas;
que rasan arena de leyendas
intemporales y románticas,
entre tus branquias escondidas.

¡Retén el hondo suspiro!,
anclado a la escollera.
Convertido en el naufragio
de etéreos sentimientos.

Eres la centenaria doncella
hurgando por rebufos de mareas,
¡colecciona esponjas y estrellas!,
frágil cadera de negra brea.

Jolgoriosa e imprudente
navegarás sorteando
escorzos de fría muerte,
el mar besa tus talones,
abandonado a tu suerte.

Perfumadita de luz y sol,
¡tus ojos faros de eternidad!,
Alonis, vela en tus calles
de atardecer inquebrantable,
noche de luciérnagas,
de espejos inmemorables.

Creada por Lorenzo Vidal Bonet
De la obra "Fachadas de pinceladas"

martes, 18 de mayo de 2010

Cuento "Las ranas del río Torres"



LAS RANAS DEL RIO TORRES

En el río Torres habitaban una familia de ranas, plácidamente de charca en charca. El grupo estaba compuesto por una pareja y un sinfín de renacuajos. Con las obras del puente removieron toda la tierra para cimentar el puente del ferrocarril, justo en el verger donde habitaban.

Atosigadas, tuvieron que huir de allí remontando la corriente. los renacuajos repetían;
- Mama hace mucho calor y no tenemos agua.
- ¡Queremos agua!

la madre les argumentabas:
- Subiremos río arriba para ver si encontramos algún lugar que tenga agua y vegetación abundante.

Algunos renacuajos en su peregrinación fallecieron, victima de un cernícalo, que anidaba en una casa ruinosa. Allí tenia sus poyuelos, con el deber de alimentarlos.

Los escasos supervivientes preguntaban;
- Mama ¿Donde están los hermanitos?
la madre les contestaba;
- Han entregado su vida al progreso.

Los renacuajos no terminaban de entender la respuesta, pero no se atrevían a repetir sus dudas. Siguieron el destierro hasta alcanzar una laguna rodeada de chopos, sauces llorones y frondosa vegetación. Aquello era lo más parecido a un oasis.
¡Sólo existía un inconveniente! Debían compartir el territorio con un Martín pescador. Que tenía la fea costumbre de alimentarse todos los días. Por eso había que tener mucho cuidado con el vecino.

“ ¡Pormenores que tiene eludir el progreso!”


Cuento creado por Agustín Reneo Rocha,dibujos de Ramón Carbajo Chavez

miércoles, 12 de mayo de 2010

Jugando al escondite



Alfonso Xllll enfiló el camino hacia la ermita en un carruaje decorado con terciopelo rojo y ribetes bordados con hilo de oro. El coche era tirado por seis caballos blancos.
Los aromas de la huerta, el barro mojado, el trino de las avecillas reclamando primaveras, las rachas de viento, las sombras de las oliveras milenarias… permanecían transparentes, inmutables mientras transitaba la comitiva entre ellos. Una mezcla de todos los ingredientes pudo influir aquel día sobre el monarca.

La ermita parecía una estirada figura de piedra bendiciendo las enormes vegas de naranjos, limoneros, almendros… Un caserío de edificios se apretujaba humildemente a su vera…
Los encargados de la seguridad del monarca palidecieron de repente.

- ¿Su majestad ha desaparecido?

La Guardia Real pronto tomó posiciones intentando no levantar sospechas…
¿Dónde estaba el rey?

“Cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve…
- Esconderos que voy…

Hastiado de tanto protocolo y acto oficial, decidió con humor tomarse un descanso antes de la visita oficial a don Álvaro Esquerdo. Tras evadir la presencia de todo el dispositivo de seguridad encontró unos niños jugando en una calle trasera, que llevaba a un pequeño huerto. Acabó pidiéndoles permiso para relajarse con ellos.

- ¡Majestad! ¿Qué hace? -(Preguntó el oficial al descubrirlo)
- ¿Aún no te has enterado? ¡Ando jugando al escondite! ...

Escrito por Mere López Baldó

La imagen de Alfonso




Dibujado por Juan Muñoz Muñoz

La leyenda jamás contada


ALFONSO XIII Y EL ACTO NO OFICIAL

Toda la población conoce los actos oficiales protagonizados con la visita del monarca Alfonso XIII en 1911, constatados por las crónicas de la época:
- Colocación de la primera piedra en la línea ferroviaria Alicante-Denia,
- Concesión de privilegios para construir un puerto costero,
- Concesión del título de ciudad… ¡Todos los actos resultaron de dominio público! Vitoreados y aclamados por una población jubilosa.
Pero me remitiré a una curiosa anécdota no recogida por los escritos. Un hecho trágico-cómico, que aquel lejano día pasó a formar parte de las leyendas de la España profunda.

El monarca conocía la relevancia de "cierta" roca encantada sita en la villa, portadora de remedios para el “mal” de amores. Y ya son conocidos los deslices de la Corte. Para menesteres tan inusuales, el rey se hacía acompañar de su fiel, “Fausto”, personaje tan oscuro que nunca aparecerá en las referencias oficiales. Ingenioso caballero.

- ¡Fausto! Encárgate de hallar el paradero de dicha roca.
- ¡No se preocupe, mi señor!
- ¡Intenta ser cauto y no levantes sospechas!




El personaje, de nervioso talante, ojos vivarachos a ambos lados de una afilada nariz, acostumbraba a este tipo de enmiendas. Mientras acaecían los actos oficiales en la partida de la Ermita, aprovechó para averiguar la ubicación de tan peculiar pedrusco.

- ¿La pedra encantá? Por allá, en el camí dels Ribazos. Poco antes de cruzar el pont de Sant Argil. Vadeando el río hacia la font del Arcabó.

Con las pertinentes explicaciones trazó un mapa. Ahora debía de urdir un plan, despistando a la seguridad de la Guardia Real, ese mismo atardecer. Contrató por unos pocas pesetas la presencia de unos “viva la vida” y al consiguiente tonto del municipio.
Con la ayuda de estos personajes y la caída de luces y brumas, esquivaron la presencia de los escoltas, amparados por sombras de la bahía. Tras el otero esperaban los corceles. El rey andaba oculto tras un gabán oscuro, cubierto con capucha. Prestos enfilaron el camino, arremetiendo esfuerzos por la costera de la Mar, hasta alcanzar la callejuela de los Limones. Dormían los edificios, acontecidos con la escasa transparencia refrescada por la lumbre de socarradas estrellas fugaces.

Por Lorenzo Vidal Bonet

La leyenda jamás contada. II

Al terciar la senda, buscando el río toparon con la roca, casi desbordada en el borde del camino. De superficies pulidas, abrillantadas, carente de herbácea alguna.
A pies de la roca el monarca descubrió su rostro de la capucha encubridora.

- ¡Aquí yace!

El sirviente guardó silencio.

- Cuentan que algunas medianoches emerge de sus adentros una dama vestida con pamela blanca, portadora de ciertas cintas de colores. Entonces rogará a quienes acudan, que sujeten una de las cintas. El último en mantenerla sujeta, antes de entrar nuevamente en la roca, encontrará el amor verdadero.

Ahora cúbreme. Alcanza el principio de la cuesta. Controla la presencia de cualquier extraño.

Cierta niebla espesa termina ceñida al encajonado riachuelo, acariciando adelfas; recias espinas de zarzales. El ulular del mochuelo encuentra respuesta tierra adentro. En el cauce, los animales salvajes remontan las corrientes, chapoteando sonidos repentinos. El vigía, de cuando en cuando constata la ausencia de presencias extrañas.
Una ligera tormenta de agua consume las escasas esperanzas de presenciar la aparición de la misteriosa dama. Justo en el momento en que uno de los vecinos alertado, decide intervenir.

- ¡Pepa, ya están aquí los ladrones de melones!

Emergió el fulano con un arma, pretendiendo espantar a los supuestos granujas. Los trabucazos terminan por alertar a los perros de los alrededores. El monarca y su vasallo, huyen al galope, forzando las bridas.

- ¡Maldita sea! Tiroteado como un villano.
- ¡Calle y galope, mi majestad!
- ¡Estoy seguro de que la doncella estaba a punto de emerger de la roca!
- ¡Tenemos un problema! No dispongo de plan para burlar a la guardia de seguridad.



Hubo de simular un asalto y así ser perseguido más allá de las murallas de la población. Mientras, enfrascado a su gabán encapuchado, el monarca dirigió los pasos saludando a la guardia, en el desembarcadero.

- ¡Majestad! ¿Cómo ha salido de la nave?
- ¿A mi me preguntan qué como he salido? ¿Qué seguridad tengo con ustedes al cargo? Incapaces de percibir si entro o salgo.

Y sin mediar palabra enfiló los pasos al camarote, todavía tiritando del chapuzón ofrendado por la lluvia y la humedad de la noche.



Por Lorenzo Vidal Bonet. "Loresa"
De la obra "Fachadas de Colores"
Imágenes por cortesía del Museo Municipal de Villajoyosa y la publicación "El casco antiguo", guias del museo.

La Vila Medieval

Especial Imágenes visita Alfonso XIII




Recibimiento de la población al Monarca.


Por Ramón Carbajo Mateo

martes, 11 de mayo de 2010

Feria Medieval de la Vila



Taller Jonia.

FERIA MEDIEVAL DE MAYO




La glorieta de la Iglesia y los alrededores del centro histórico aparecieron engalanados con puestos y decoración capaz de trasladarnos a otra época lejana. Bufones, vendedores ambulantes, marroquineros, curtidores... surgían pintorreando de magia todos los rincones.



El pregonero fue, como siempre en estos casos, encargado de exaltar la fiesta. Xirimitas, juegos malabares, zancudos llamaban la atención de los curiosos, como también lo hacían un asno y una llama, desplazándose por todas las calles en perfecta armonía.

Un total de 60 puestos, algunos con talleres en vivo se distribuían alrededor de la calle Mayor, Vigueta, Arxiu, Frai Posidonio Mayor, Travesseret, Costereta, San Benet, Vallet y las Plazas de Castelar y de la Iglesia.




Los asistentes pudieron disfrutar de antigüedades, objetos de latón, piedras semipreciosas, cremas, jabones, esencias, cuero, comida..



El Mercado Medieval, organizado por las Concejalías de Cultura y Fiestas, estaba orientado para todos los públicos. Con un apartado especial para los más pequeños que pudieron encontrar el rincón infantil con juegos antiguos como el burrito tragabolas o un carrusel, además de variados juegos de habilidad para dar a conocer actividades y costumbres prácticamente desaparecidas.

Autora del artículo;
Maria Gadea Granados; alias "Barba azul".